4-3-24. El jueves 29-2-24, el ejército israelí abrió fuego contra miles de civiles que corrían hacia los camiones de ayuda humanitaria en la ciudad de Gaza para recoger comida. En el ataque murieron 115 palestinos y hubo 760 heridos.
Es de una evidencia aplastante que Israel ya no está cometiendo “presuntos crímenes de guerra” o “crímenes que pueden ser constitutivos de genocidio” como declara la Corte Internacional de Justicia, en un intento de no reconocer lo que está ocurriendo sobre el terreno, ya que la realidad es que Israel no deja de cometer crímenes de guerra contra la población palestina, habiendo causado más de 30.000 víctimas, entre las que el 70% son mujeres y niños, cometiendo dantescos feminicidios e infanticidios. Para más escarnio, EE. UU. ha vetado por tercera vez una condena del Consejo de Seguridad contra Israel, en este caso por la matanza de civiles hambrientos, protegiendo inmoralmente a su aliado. Así evita que Biden y Netanyahu sean acusados de genocidas, al no estar confirmado ese infame delito. Una vez más Washington ha vuelto a blindar a Israel ante cualquier iniciativa del Consejo de Seguridad de la ONU para dar fin a esa guerra mortífera. Y para más escarnio, Biden ha anunciado el envío de más ayuda militar a su aliado, haciéndose cómplice de una matanza sin parangón desde la II Guerra Mundial.
José Melero Pérez
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