El ‘Informe sobre abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica” presentado por el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo.

29.10.2023     Por Jesús Bastante y Roberto Esteban Duque

El ‘Informe sobre abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica” es una respuesta necesariaque el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, acaba de presentar a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y que entregará el día 2 al ministro de la Presidencia.

                         Comparecencia de Ángel Gabilondo

Gabilondo sostiene que en la Iglesia ha prevalecido “una mala praxis reiterada de traslado de los abusadores”, señalando el “impacto devastador de los abusos en las personas y se ha mostrado muy crítico con la Iglesia, exigiéndole ejemplaridad y recordando su respuesta “insuficiente y dilatoria”, además de un compromiso público de reparación y la conveniencia de que las diócesis permitan el acceso de los archivos de la Iglesia.   Al menos un 40% de diócesis –27 en total– no respondieron a la segunda carta del Defensor del Pueblo solicitando más información. En España se han contabilizado más de 440.000 personas abusadas en el seno de la Iglesia.

La Iglesia se ha visto obligada a reconocer su propio desorden interior pretérito y obligada a indemnizar “cuanto antes” a las víctimas “si hay sentencia condenatoria”, recayendo sobre cada diócesis proveer fondos destinados a tal efecto. La gravedad de los abusos contrasta cruelmente con la indiferencia atronadora de la respuesta que hasta hoy mismo venía ofreciendo la institución eclesiástica. ¿Qué otra cosa hizo la Iglesia durante décadas sino responder con indiferencia ante el mal de la pederastia dentro de sus muros, alejada de Dios, y simplificando el conflicto con el sórdido encubrimiento?

La mayor parte de las personas encuestadas consideró “que no se están tomando las medidas adecuadas para reducir el problema».

“La gravedad del fenómeno deriva de la intensidad del daño que han sufrido las víctimas, de la cantidad de personas afectadas y de la defraudación de la confianza depositada por ellas, y por una parte muy importante de la sociedad, en una institución que ha tenido un poder innegable en España y una autoridad moral en la sociedad».

Propuestas, entre las veinte del informe:

1.La celebración de un acto público de reconocimiento a las víctimas.

2.Crear un fondo estatal para pagar compensaciones.

3.Que la Iglesia ponga medios para ayudar a las víctimas en el proceso de recuperación.

4.Reformas normativas para prevenir abusos y reparar a las víctimas.

5.Que las diócesis y los institutos de vida consagrada abran a los investigadores la información contenida en sus archivos, algo a lo que, por el momento, no están obligados. 

La Iglesia y la negación del problema

Sobre la respuesta de la Iglesia católica, el informe resalta cómo «al menos a nivel oficial, ha estado caracterizada durante mucho tiempo por la negación o la minimización del problema”

Se ha instaurado en el seno la Iglesia una costumbre dominante basada en una afirmación fundamental: el porcentaje de abusos cometidos por el clero es tan insignificante que ofende incriminar a toda una institución que sigue iluminando el mundo con la entrega generosa de sus miembros.

No hay objeción posible: nada ha dañado tanto al cristianismo en los últimos veinte o treinta años como los escándalos sexuales de los curas pederastas, quienes deberían custodiar la belleza y la inocencia. Digamos entonces con Pascal: “Reconoced, pues, arrogantes, qué contradicción sois para vosotros mismos”.  

La presión mediática y la necesidad de reparación y justicia exigidas por las víctimas ante los actos repugnantes cometidos durante décadas por el clero, cristalizan en la primera investigación y el primer Informe sobre abusos en la Iglesia que se hace público en España, a la espera de que el despacho de Cremades entregue el suyo encargado por la Conferencia Episcopal Española. Se trata del Informe del Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, que creó una comisión en julio de 2022 a la que invitaba a los obispos a pertenecer, aunque ellos se negaron a participar. Por entonces, Gabilondo reconocía que “en muchos sectores de la Iglesia no he notado demasiado entusiasmo” ante la investigación de abusos.

Autodestrucción

Con los abusos, la Iglesia se autodestruye, ofreciendo un rostro aterrador y monstruoso. Pero con su ocultamiento elimina cualquier esperanza, se incapacita para evangelizar, porque la manifestación más grave del mal en el destino humano no es el ateísmo, sino la tibieza, la indiferencia total, que comporta el terrible sufrimiento provocado a seres humanos inocentes. El proceso a través del cual el hombre alcanza el bien es el reconocimiento del mal para poder dominarlo. Dostoievski propuso una fórmula práctica para superar el mal. No concebía la idea de querer acabar con él, sino, más bien, utilizarlo para transformar al hombre hasta hacerlo un hombre nuevo capaz de optar decididamente por el bien; sólo así se conseguiría transformar a la humanidad. El mal es algo que forma parte de la vida y el ser humano que lo reconoce logra elevarse sobre los demás.

                                                         COMENTARIO

Es estremecedora la enorme cantidad de menores abusados sexualmente por clérigos y religiosos, a pesar de ser miembros de instituciones religiosas que deberían mostrar un comportamiento moral intachable. El informe de Gabilondo ha topado con un inconveniente muy grave. Al tener la Iglesia el derecho de denegar el acceso de los archivos a los investigadores, está obstaculizando la investigación sobre los pederastas clericales. Al menos un 40% de diócesis –27 en total– no respondieron a la segunda carta del Defensor del Pueblo solicitando más información Un privilegio pecaminoso, ya que al no facilitar la investigación está incumpliendo un deber moral. Si la Iglesia insiste en mantener ese privilegio, el Papa debería intervenir y anularlo como anuló el secreto pontificio que impedía el acceso de los investigadores a los archivos del Vaticano , relacionados con los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. «El hecho de que no se haya podido acceder a información de los archivos diocesanos ha impedido disponer de datos más aproximados sobre el número y las características de los clérigos y religiosos que habrían perpetrado tales conducta”, afirma Gabilondo.

Por otro lado, el informe no trata, por ser un tema eclesiástico, de sustituir el celibato obligatorio por el opcional. La represión sexual que conlleva el celibato,  es un factor de riesgo para cometer abusos sexuales con menores. Lo dice San Pablo a sus discípulos: “Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. (1 Corintios 7:8-11). Es muy significativo que los clérigos de otras confesiones cristianas a los que se les permite casarse, evitan la epidemia de la pederastia que solo afecta a la Religión católica. Es incomprensible que en el Concilio de Trento, la iglesia impusiera el celibato obligatorio a la clerecía católica, al considerarlo más virtuoso que el matrimonio. Una afirmación con la que estuvo en desacuerdo Lutero.

Una verdadera Kátharsis es imprescindible en la Iglesia, que contribuya al alejamiento de la complicidad en el crimen y a mostrar al mundo la verdad. “Ya es hora de despertar del sueño” como enseña San Pablo: “Dejemos a un lado las actividades de las tinieblas y conduzcámonos como en pleno día, con dignidad”.

José Melero Pérez

Deja un comentario